El imperio otomano y la Union Soviética marcaron el pasado, el presente y el futuro de un conjunto de pueblos y naciones.

Este proyecto aborda ese legado en la otra Europa, la Europa oriental, tan cercana y a la par tan lejos. El concepto de frontera, de nación, de identidad, de pertenencia a una tierra, a unas costumbres. De tránsito y de viaje. El pasado, la reminiscencia, la memoria. La añoranza y la tristeza. El dolor y la sangre. La espiritualidad y la religión. Un legado de tradiciones, magia, folklore, misticismo y violencia, un legado social, político y religioso de dos imperios.

Un proyecto a través de regiones mágicas, territorios que no conforman un país porque abarcan varias fronteras. Un viaje hacia el Este donde el concepto de frontera y territorio se diluye. Pueblos dentro de pueblos, naciones dentro de naciones, religiones dentro de religiones. En sus gentes permanece un férreo sentimiento de identidad nacional, de pertenencia a una tierra y unas tradiciones cuyos orígenes se pierden en la inmensidad de los tiempos. En la añoranza de tiempos pasados.




El 27 de Septiembre de 1529 las tropas otomanas del sultán Soliman el Magnífico iniciaron el asedio de Viena. Fue el apogeo de la invasión otomana de Europa Central.


El 13 de Abril de 1945 las tropas soviéticas ocuparon Viena. 2 días después ocuparían Berlín. Fue el final de la Segunda Guerra Mundial y el zenit de la Unión Soviética.

Estas dos invasiones-ocupaciones, marcarían profundamente la historia y el devenir de un gran número de naciones europeas. La llamada Otra Europa o Europa del Este. Países como las antiguas Yugoslavia o Checoslovaquia, Rumania, Albania, Letonia, Lituania, Bielorrusia, Georgia, Armenia, Polonia, Hungría…o regiones históricas como Bosnia y Herzegovina, Serbia, Kosovo, Bucovina, Valaquia, Moldavia, Transnistria, Besarabia, Galitzia, Moravia…regiones difíciles de delimitar en los mapas pero de enorme importancia y peso en la otra historia, la intrahistoria.

Ambos imperios gobernarían con puño de hierro sobre territorios y naciones completamente heterogéneas donde convivían diferentes pueblos (judíos, armenios, tártaros, kurdos, árabes, eslavos…) y varias religiones (cristiana, judía, islámica, ortodoxa, ortodoxa armenia…). El conflicto político, social, religioso y territorial era cuestión de tiempo.


Esos dos imperios tuvieron su punto de contacto en la Primera Guerra Mundial. En Lucharon en bandos distintos. Tras su final supuso el fin del Imperio otomano y el nacimiento de la Unión Soviética. El fin de uno fue el origen del otro. Y en medio de ambos, otro régimen de terror. El terror nazi. Todas esas regiones pasarían de un terror a otro, de una ocupación a otra sin solución de continuidad.


El declive del imperio otomano, sería el comienzo una serie de guerras por la independencia de las naciones otrora bajo su control y entre ellas mismas por anexar el mayor número de territorios. Fueron las primeras guerras balcánicas. Su ocaso después de la Primera Guerra Mundial dio origen a una serie de nuevos países.


El desmembramiento de la URSS daría lugar a una serie de independencias en masa de antiguas repúblicas, Estonia, Letonia, Lituania, Armenia, Azerbaiyán, Kazajistán, Turkmenistán, Georgia…Sin embargo daría pie igualmente a nuevos conflictos. La guerra de Nagorno-Karabaj, los conflictos de Osetia o Abjasia, las dos guerras de Chechenia o indirectamente a violentas revoluciones como las de Rumania o las sucesivas Guerras de los Balcanes.


Mucho tiempo después, volverían a enfrentarse en nuevos conflictos territoriales, primero durante la guerra de Nagorno-Karabaj, la URSS apoyaba a Armenia, Turquía (el heredero del imperio otomano) a Azerbaiyán y en la actualidad, en la guerra civil de Siria vuelven a enfrentarse, Rusia (heredero de la URSS) apoya al régimen de Bashar Al-Assad, Turquía a las fuerzas rebeldes en contra del régimen. La Historia se repite.